miércoles, 29 de marzo de 2017

Grecia

La cultura cretense:

La civilización griega tuvo sus raíces en la cultura cretense, que se
desarrolló entre los años 3000 y 2000 a.C., en una isla del mar Egeo
llamada Creta. Con una economía agrícola y comercial, Creta tenía
una situación geográfica que le daba un papel preponderante en
la zona del Egeo, desde finales del tercer milenio a.C. El dominio
sobre el mar puso a los cretenses en contacto con otras civilizaciones
por medio del comercio marítimo.

El esplendor de Creta se inició hacia el año 2500 a.C., época en
la que la ciudad de Cnossos, su capital, dominaba la isla. Algunos
aspectos significativos de la cultura cretense son:

La sociedad era gobernada por nobles. Se cree que Minos pudo
haber sido un rey o una dinastía que gobernó sobre la isla y creó
un imperio marítimo.

Con el tiempo, la economía desarrolló una rentable cadena
de intermediarios comerciales entre sus pueblos vecinos. Esta
actividad económica propició el desarrollo de la vida urbana.

El arte se expresaba en la construcción de palacios y en la
decoración de interiores.

La cultura micénica:

En el año 1 400 a.C. los aqueos, originarios de la Grecia continental,
conquistaron Creta. Los elementos culturales de los invasores
y cretenses se combinaron hasta formar la cultura micénica, llamada
así en honor a la ciudad de Micenas, el centro más rico y poderoso.

Esta civilización estaba conformada por varios reinos independientes:
Micenas, Tirinto, Tebas, Argos, Pylos e Ítaca. Esos reinos se
distinguieron por los siguientes aspectos:

La sociedad aquea estaba constituida por una clase de guerreros
gobernada por una monarquía.

La economía se basaba en la agricultura, pero el comercio tomó
mayor importancia hasta que los aqueos se convirtieron en los
sucesores de los cretenses.

En el arte destacó la construcción de ciudades amuralladas,
y de tumbas familiares, con cámara de falsa bóveda y corredor.
También se trabajaron metales preciosos.

La polis griega:

Hacia el año 1200 a.C. dorios y jonios invadieron el territorio
griego, y desplazaron a los aqueos hacia el Asia Menor. Los dorios
se establecieron en los territorios del sur y los jonios en la zona
central, en el Ática.

Después de esta invasión, transcurrió una larga etapa de inestabilidad
que se prolongó hasta el siglo VIII a.C., por eso los griegos se
agruparon para protegerse de los continuos ataques de otros pueblos.
De esa unión nació la polis. Esta época se conoce como Edad Oscura.

La organización política y social de este período se basaba en la
posesión de la tierra. Cada grupo, establecido en torno al genos
(núcleo humano que se consideraba descendiente de un antepasado
común y rendía culto a los mismos dioses), constituía un Estado
soberano llamado polis, que comprendía una ciudad y los territorios
o campos vecinos. Cada polis actuaba de manera independiente.

Quienes pertenecían al genos fundador constituían la clase
privilegiada; eran los dueños de la tierra, controlaban la riqueza,
el poder militar y el político. El resto de la población estaba formado
por el campesinado y los esclavos, sin protección ni derechos.

La dirección política descansaba sobre un rey, quien era elegido entre
los nobles. Los problemas de la comunidad se discutían y se resolvían
en el ágora, plaza pública ubicada en el centro de la ciudad.

De la oligarquía a la democracia:

Entre los siglos VIII y VII a.C. se produjeron grandes cambios
en la polis, los cuales involucraron:

La colonización de nuevas tierras, motivada por la migración
de muchos griegos descontentos con la situación que les imponía
la oligarquía. Así se esparció por los alrededores del mar
Mediterráneo occidental y por el mar Negro una red de colonias
vinculadas a sus metrópolis de origen, pero independientes; esto
favoreció el comercio y la artesanía.

El nacimiento de una nueva clase social constituida por
comerciantes y artesanos, como consecuencia del desarrollo
mercantil, favorecido por el uso de la moneda.

La ruptura del monopolio militar de la oligarquía, ya que la
aparición de un nuevo tipo de armas y de lucha permitió a las clases
medias participar en la defensa de la polis.

La fuerza y la cohesión del genos se resquebrajaron a medida que
los individuos conquistaron poder económico y social. Se entabló
una lucha por el poder político en la que el campesinado apoyó
a la clase emergente frente a la aristocracia. Este conflicto llevó
a la instauración de la democracia, en un largo proceso en el que
jugaron un importante papel los legisladores, quienes dictaron leyes
igualitarias; y los tiranos, con un poder autoritario.

Caída de la polis griega: Atenas y Esparta

Del siglo VI al V a.C., el mundo griego se vio amenazado por
Cartago, en Occidente, y por el Imperio persa, en Oriente. Las
Guerras Médicas (490-449 a.C.), en las que se enfrentaron griegos
contra persas, tuvieron gran repercusión en el futuro de Grecia, ya
que las polis combatieron unidas, y Atenas y Esparta afirmaron su
superioridad militar.

Atenas, la polis de la democracia:

A partir de la victoria sobre el Imperio persa, Grecia alcanzó
su momento de mayor esplendor y Atenas se convirtió en la polis
más poderosa.

Durante “el siglo de Pericles” (461-431 a.C.), el mandatario
logró llevar a la ciudad a su mayor apogeo, gracias al alto nivel de
desarrollo económico y artístico que alcanzó. Otro de los logros
más importantes de este gobernante fue la consolidación de la
democracia, que pudo ser implementada gracias a que Atenas era
un pequeño Estado; a que el ejercicio de la democracia estaba
limitado a los ciudadanos (quedaban excluidos las mujeres,
los metecos -extranjeros que se establecían en Atenas- y los
esclavos); ya que contaba con un alto nivel económico. Atenas
se financiaba con el trabajo de los esclavos y la aportación tributaria
de la Liga de Delos, alianza organizada entre ciudades con el fin
de defenderse de los persas.

Esparta, la polis aristocrática y militar:

La organización de Esparta garantizaba el dominio de la oligarquía.
Los espartanos, minoría doria conquistadora, se constituyeron sobre
los pueblos vencidos: los ilotas y los periecos. Basaron su economía
en la agricultura y se gobernaron bajo las figuras de la Gerusía
(consejo de Ancianos), la Apella (asamblea popular integrada por
soldados) y los efforos (altos magistrados).

La dominación macedónica. El helenismo:

Al finalizar las Guerras Médicas, Atenas y Esparta se enfrentaron
por el dominio de Grecia. Esparta triunfó en la Guerra del
Peloponeso (431-404 a.C.). Entre las rivalidades internas y la lucha
por la hegemonía, las polis acabaron sometidas al poder del rey
Filipo, de Macedonia, quien aprovechó la crisis y conquistó Grecia
en 338 a.C.

Alejandro Magno, hijo y sucesor de Filipo, aseguró el dominio
sobre Grecia, conquistó un vasto imperio que se extendió
por Egipto, Mesopotamia, Persia y la India; unió Oriente con
Occidente e inició una combinación cultural denominada
helenismo. Las vías de intercambio cultural fueron la fundación
de ciudades griegas en Oriente y el establecimiento de lazos
comerciales entre ellas.

El arte y la cultura de Grecia:

El arte griego buscaba la belleza ideal por medio de la proporción,
la armonía y el equilibrio. Por ello evolucionó desde lo más simple
hasta lograr el perfeccionamiento técnico:

La arquitectura mostraba influencia de dos estilos fundamentales:
el dórico y el jónico. El corintio se desarrolló posteriormente.

• La escultura tuvo tres estilos: arcaico, clásico y helenístico. En
el primero predominaron el kuroso atleta desnudo y la koréo mujer
vestida hasta los pies; la representación era de actitud rígida. El estilo
clásico se caracterizó por las estatuas de imágenes sonrientes
y naturalistas. En el helenístico la escultura se hizo monumental.

Literatura y filosofía griegas:
En literatura, la poesía épica y lírica y el teatro fueron los principales
géneros. Homero y Hesíodo fueron los principales representantes
de la épica. Anacreonte y Píndaro destacaron en la poesía lírica.
En el teatro griego destacaron dos géneros: la tragedia y la comedia.

En filosofía, los griegos se plantearon una explicación racional
del universo. Anaximandro y Heráclito llegaron a pensar en la
existencia de algún elemento que explicara el origen de la naturaleza.
Sócrates y Platón reflexionaron sobre el ser humano, y Aristóteles
aplicó su pensamiento a todos los saberes. En matemática y física
destacaron Pitágoras y Arquímedes.


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