miércoles, 29 de marzo de 2017

Comienzos de la era cristiana

El judaísmo, punto de partida del cristianismo: 

Los relatos sobre la vida y doctrina de Jesucristo están presentes en
los cuatro evangelios del Nuevo Testamento, escritos por los apóstoles
Mateo, Marcos, Lucas y Juan, respectivamente. En ellos se relata que,
durante el mandato del emperador Octavio Augusto (27 a.C. a 14 d.C.),
el territorio de Palestina constituía la provincia más oriental del Imperio
romano. El pueblo hebreo habitaba en esa región y, a pesar de haber sido
sometido durante siglos por egipcios, asirios, babilonios, persas, griegos
y romanos, mantenía su creencia monoteísta y mesiánica, representada
en un dios único supremo, creador del universo. En aquel entonces el
judaísmo sufría en su interior una división, y tres corrientes religiosas
rivalizaban entre sí:

Saducedos: Clase conformada por los sacerdotes y las personas
privilegiadas. Dominaban el Sanedrín y mantenían buenas relaciones
con los romanos.

Fariseos o escribas: Tenían mayor apego a su religión y esperaban
la llegada del Mesías. Se oponían al espíritu aristocrático de los saduceos.

Esenios o piadosos: Profesaban un estilo de vida humilde, de gran
sacrificio y meditación.

Jesús, figura central del cristianismo:

De acuerdo con la tradición cristiana, en este marco histórico
(año 753 de la fundación de Roma), en Belén, poblado de Judea, nació
Jesús. Según relatos bíblicos, la infancia y juventud de Jesús transcurrieron
en Nazaret, Galilea. A los 30 años fue bautizado por Juan el Bautista,
quien lo proclamó ante el pueblo judío como el Mesías, el hijo de Dios.

A partir de ese momento, Jesús comenzó su
predicación, la cual duró tres años. Recorrió
Galilea, Samaria y Judea acompañado de sus
discípulos, a quienes llamó apóstoles. Pregonó
una doctrina orientada a la salvación
de las almas con un lenguaje sencillo, lleno
de parábolas, para que las personas humildes
comprendieran sus ideas.

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Jesús: el hijo de Dios:

Desde la perspectiva cristiana, Jesús vino al mundo con una misión:
cumplir el pacto entre Dios y la especie humana, que se sellaría con
el sacrificio del Mesías y la aceptación por parte de hombres y mujeres
de una nueva filosofía de vida. Para cumplir su misión, el enviado trajo
a la Tierra un mensaje, que se enfoca en cuatro aspectos fundamentales:

La existencia de un Dios único y misericordioso que envió a su hijo
a la Tierra para que los pecados de los seres humanos fuesen perdonados

El amor como principio definitorio de la conducta humana

La esperanza de salvación y de resurrección a la vida eterna

La igualdad y fraternidad de todos los seres humanos, hijos e hijas
del mismo padre: Dios

Pero la mayoría de los judíos no reconoció a Jesús como el Mesías,
pues esperaban un salvador que manifestara su poder, los liberara
de la opresión del Imperio romano y restableciera el esplendor de Israel.
La oposición se agudizó cuando Jesús se enfrentó a saduceos y fariseos,
quienes veían en su mensaje un peligro para la estabilidad de sus dogmas.
Por ello fue acusado ante el Sanedrín, y condenado a muerte por haberse
proclamado hijo de Dios.

Luego de ser sentenciado por Poncio Pilatos, procurador romano entre
los años 26 y 36 d.C., Jesús de Nazaret fue crucificado en el monte
Calvario, una colina en las cercanías de Jerusalén.

La labor de los apóstoles:

Poco después de la muerte de Jesús, los apóstoles empezaron a predicar
su doctrina y la fe en la resurrección: Pedro, el primer apóstol, predicó
en Roma; Santiago el Menor evangelizó a los hebreos; Pablo de Tarso
extendió el cristianismo por Asia Menor, Grecia y España.

A la rápida difusión de la nueva doctrina contribuyeron tres factores:
la unidad política y lingüística establecida por Roma, la integridad moral
del cristianismo frente a la disolución de las costumbres romanas
y el escepticismo de la sociedad pagana.

Antes de la caída del Imperio, la religión cristiana había desbordado
sus fronteras y se había arraigado en pueblos muy diferentes. De
este modo, la Iglesia sobrevivió al derrumbe del mundo clásico, y
se convirtió en depositaria de todo su legado cultural.

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Jesús y los 12 apostoles

De la persecución al triunfo:

La sociedad romana pronto se mostró irreconciliable con 
el cristianismo. Las autoridades veían en la nueva religión una 
oposición al culto del emperador, pilar en el que se basaba la 
cohesión del Imperio romano. De este modo, en el año 64 d.C., 
el emperador Nerón (54-68 d.C.) decretó la primera persecución 
contra los cristianos, en la que murieron los apóstoles Pedro 
y Pablo. Esta situación de persecución a los cristianos se prolongó, 
especialmente bajo el gobierno de los emperadores Decio 
(249-251 d.C.) y Diocleciano (284-305 d.C.).

Aun así el cristianismo se extendió progresivamente por todo 
el Imperio romano; y a principios del siglo IV d.C. había 
cristianos de todas las clases sociales y algunos ocupaban cargos 
administrativos. Finalmente, Constantino (306-337 d.C.) 
promulgó el Edicto de Milán (313 d.C.), que otorgaba plena 
libertad de actuación a la Iglesia católica, la que resultó de la 
expansión de la fe cristiana por todo el Imperio gracias al papel 
de los apóstoles. Los sucesivos emperadores, a excepción 
de Juliano El Apóstata (355-363 d.C.), protegieron y difundieron 
el cristianismo e hicieron desaparecer los últimos restos de las 
creencias paganas. En el año 380 d.C., y bajo el gobierno de 
Teodosio (378-395 d.C.), el catolicismo fue proclamado religión 
oficial del Imperio romano.

Los primeros católicos no solo tuvieron que luchar contra 
las persecuciones, sino también contra los enemigos que nacían 
en el propio seno de la religión. Dentro de la Iglesia surgieron 
corrientes que alteraban la interpretación de la doctrina 
de Jesús. La Iglesia reaccionó contra ellas y se fi jaron fórmulas 
que precisaban la fe cristiana. A ello contribuyeron los papas 
y los concilios ecuménicos. 

Roma

Los orígenes de Roma:

El Estado romano se desarrolló a partir de la fundación de la ciudad
de Roma en el siglo VIII a.C. por los etruscos a orillas del río Tíber,
en la región italiana del Lacio. Tras largas y continuas guerras
de conquista, Roma abarcó todo el espacio helenístico, y llegó hasta
los límites del río Rhin y del Danubio, en Europa. Asimismo,
los romanos dominaron todo el espacio del mar Mediterráneo,
al que llamaron Mare Nostrum.

Los romanos tuvieron tres sistemas sucesivos de gobierno:
la monarquía, la república y el imperio. La cultura romana se asentó
sobre los modelos griegos, pero desarrolló importantes logros
propios, entre ellos la instauración del latín como lengua universal.

La Monarquía romana: organización política:

La Monarquía romana duró aproximadamente 250 años. Durante
este período existieron tres importantes organizaciones políticas:

• El rey: Tenía funciones administrativas, militares, judiciales
y religiosas. El cargo no era hereditario y las demás instituciones
limitaban su poder.

• El Senado: Constituido por los jefes de cada una de las unidades
básicas de la sociedad romana durante la Monarquía, llamadas gens.
Elegía al rey y lo aconsejaba; lo componían trescientos miembros.

• La Asamblea: Encargada de declarar la guerra y de aceptar
o rechazar la designación de un nuevo rey.

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mapa del imperio romano

La Monarquía romana: organización social 

Cada genestaba formada por personas que se reconocían como 
descendientes de un antepasado común. Las gens se componían 
de varias familias, en las que la autoridad absoluta estaba en manos 
del pater familiae, término del que derivó la palabra patricio. Los 
principales grupos sociales eran los siguientes:

• Patricios: Constituían la clase aristocrática. Eran descendientes 
de las primeras gens. Eran los propietarios más ricos y tenían 
derechos políticos.

• Plebeyos: Clase social mayoritaria. Durante la monarquía 
los plebeyos no eran considerados ciudadanos y no podían 
participar en la vida política.

• Esclavos: Clase constituida, principalmente, por personas 
de los pueblos vencidos en las guerras. Eran obligados a laborar 
en las casas y propiedades de los patricios, en las construcciones, 
en las minas y en el campo. Contaban con diversos mecanismos 
que les permitían adquirir su libertad.

La República romana: organización política

El Senado era el órgano supremo del gobierno. En él se redactaban 
las leyes y se discutían los problemas relativos a la política exterior. 
Se crearon magistraturas, cargos temporales y electivos ejercidos 
por funcionarios cuyo trabajo era dirigir el Estado y administrar 
la ciudad. Los magistrados hacían carrera con el fin de ocupar un 
consulado. Para evitar el abuso de poder entre los magistrados existía 
la colegialidad, que permitía a los colegas vetarse entre ellos.

En las Asambleas o Comicios intervenían patricios y plebeyos. 
A través de ellas el pueblo participaba en la política romana. 
Su función principal era la de aprobar o rechazar las leyes que 
proponía el Senado. Los plebeyos fueron conquistando el derecho 
a ocupar magistraturas y pasaron a formar parte del Senado. Los 
magistrados estaban divididos en:

• Cónsules: Dirigían el Estado y comandaban el Ejército en épocas 
de guerra. Se elegían dos para un período de un año.

• Pretores: Administraban la justicia y eran elegidos por un año.

• Censores: Censaban a la población para distribuirla según su 
riqueza; velaban por el cumplimiento de las buenas costumbres. 
Se elegían dos censores para un período de dieciocho meses.

• Cuestores: Administraban la Hacienda Pública, llevaban 
la contabilidad y los gastos del Tesoro. Eran elegidos por un año.

• Tribunos de la plebe: Representaban a los plebeyos en el Senado. 
Eran elegidos por un año.

• Ediles: Eran responsables del mantenimiento de las vías 
de comunicación y los monumentos. Eran elegidos por un año.

La República romana: organización social:

Durante este período hubo grandes enfrentamientos entre patricios 
y plebeyos. Después de largas luchas, estos últimos obtuvieron 
el derecho de ser elegidos cónsules, e incluso, senadores.

Tras cien años de cambios, en Roma surgió una nueva nobleza 
producto del matrimonio entre patricios y plebeyos. Esta alianza 
controló el Senado hacia finales del siglo IV a.C.

El resto de la plebe, si bien tenía los mismos derechos civiles 
y políticos que el grupo senatorial, vivía en la pobreza y no tenía 
la fuerza necesaria para hacerse escuchar. Roma nunca llegó a ser 
una democracia en el sentido moderno, puesto que la mayoría 
no elegía a sus gobernantes.

El surgimiento del Imperio:

Ante el crecimiento de Roma, las instituciones fueron insuficientes 
para hacer cumplir las leyes. A partir de entonces, la República 
comenzó a derrumbarse y dio paso al Imperio.

Roma era la capital de un amplísimo territorio que abarcaba todo 
el Mediterráneo. Este Imperio constituía una unidad política, 
económica y jurídica muy fuerte y con una misma lengua.

Julio César fue el primer emperador romano; se erigió, además, 
como dictador hasta el año 44 a.C. Después de su muerte llegó 
a Roma su sobrino Octavio, quien reorganizó el Estado y asumió 
todo el poder. Al considerar cumplida su misión renunció ante 
el Senado, que lo ratificó y le concedió el título de Augusto.

Durante el reinado de Octavio Augusto se anexaron nuevos 
territorios a Roma, con lo cual se estabilizó y tomó forma un 
imperio que se extendió por toda la cuenca del Mediterráneo, 
Europa occidental y central, hasta los ríos Rhin y Danubio. En el 
Cercano Oriente abarcaba Asia Menor, Siria y Egipto, y en el Lejano 
Oriente comprendía algunos Estados que se mantuvieron como 
reinos aliados. Posteriormente, muchos de ellos fueron organizados 
como provincias.

El gobierno del Imperio:

Octavio Augusto fue sin duda el más grande gobernante de toda 
la historia de Roma. En política exterior, organizó un poderoso sistema 
defensivo para proteger el Imperio de las invasiones de los bárbaros. En 
cuanto a la política interior, abarcó todos los aspectos de la vida romana: 
reorganizó el sistema administrativo, saneó el manejo de los dineros 
del Estado e hizo una profunda reforma en las leyes y en el modo 
de aplicar la justicia.

A partir de Augusto, Roma fue gobernada a lo largo de dos siglos por tres 
dinastías:

• Julio-Claudiana: Se inició con Octavio Augusto. Fue una época de paz 
y prosperidad en la que Roma experimentó un importante desarrollo 
económico y artístico. Esta dinastía, que representaba la alta aristocracia 
romana, reprimió todo intento de oposición.

• Flavia: Los monarcas se distinguieron como administradores 
y constructores. Otorgaron derecho de ciudadanía a los habitantes de las 
provincias. Además, consolidaron las fronteras por medio de campamentos 
militares.

• Antonina: En este período el Imperio disfrutó la estabilidad política 
y alcanzó su mayor extensión en manos de Trajano, quien dominó 
totalmente el Cercano Oriente hasta el Éufrates.

En el año 192 d.C., después de la dinastía de los Antoninos, se inició 
la decadencia del Imperio romano. Los extranjeros, llamados “bárbaros” 
por los romanos, lo atacaron desde el Rhin y el Danubio. Los visigodos 
y vándalos lograron entrar en Roma y la saquearon en los años 410 y 455, 
respectivamente. Finalmente, en 476 fue depuesto Rómulo Augústulo, último 
emperador romano de Occidente.

Grecia

La cultura cretense:

La civilización griega tuvo sus raíces en la cultura cretense, que se
desarrolló entre los años 3000 y 2000 a.C., en una isla del mar Egeo
llamada Creta. Con una economía agrícola y comercial, Creta tenía
una situación geográfica que le daba un papel preponderante en
la zona del Egeo, desde finales del tercer milenio a.C. El dominio
sobre el mar puso a los cretenses en contacto con otras civilizaciones
por medio del comercio marítimo.

El esplendor de Creta se inició hacia el año 2500 a.C., época en
la que la ciudad de Cnossos, su capital, dominaba la isla. Algunos
aspectos significativos de la cultura cretense son:

La sociedad era gobernada por nobles. Se cree que Minos pudo
haber sido un rey o una dinastía que gobernó sobre la isla y creó
un imperio marítimo.

Con el tiempo, la economía desarrolló una rentable cadena
de intermediarios comerciales entre sus pueblos vecinos. Esta
actividad económica propició el desarrollo de la vida urbana.

El arte se expresaba en la construcción de palacios y en la
decoración de interiores.

La cultura micénica:

En el año 1 400 a.C. los aqueos, originarios de la Grecia continental,
conquistaron Creta. Los elementos culturales de los invasores
y cretenses se combinaron hasta formar la cultura micénica, llamada
así en honor a la ciudad de Micenas, el centro más rico y poderoso.

Esta civilización estaba conformada por varios reinos independientes:
Micenas, Tirinto, Tebas, Argos, Pylos e Ítaca. Esos reinos se
distinguieron por los siguientes aspectos:

La sociedad aquea estaba constituida por una clase de guerreros
gobernada por una monarquía.

La economía se basaba en la agricultura, pero el comercio tomó
mayor importancia hasta que los aqueos se convirtieron en los
sucesores de los cretenses.

En el arte destacó la construcción de ciudades amuralladas,
y de tumbas familiares, con cámara de falsa bóveda y corredor.
También se trabajaron metales preciosos.

La polis griega:

Hacia el año 1200 a.C. dorios y jonios invadieron el territorio
griego, y desplazaron a los aqueos hacia el Asia Menor. Los dorios
se establecieron en los territorios del sur y los jonios en la zona
central, en el Ática.

Después de esta invasión, transcurrió una larga etapa de inestabilidad
que se prolongó hasta el siglo VIII a.C., por eso los griegos se
agruparon para protegerse de los continuos ataques de otros pueblos.
De esa unión nació la polis. Esta época se conoce como Edad Oscura.

La organización política y social de este período se basaba en la
posesión de la tierra. Cada grupo, establecido en torno al genos
(núcleo humano que se consideraba descendiente de un antepasado
común y rendía culto a los mismos dioses), constituía un Estado
soberano llamado polis, que comprendía una ciudad y los territorios
o campos vecinos. Cada polis actuaba de manera independiente.

Quienes pertenecían al genos fundador constituían la clase
privilegiada; eran los dueños de la tierra, controlaban la riqueza,
el poder militar y el político. El resto de la población estaba formado
por el campesinado y los esclavos, sin protección ni derechos.

La dirección política descansaba sobre un rey, quien era elegido entre
los nobles. Los problemas de la comunidad se discutían y se resolvían
en el ágora, plaza pública ubicada en el centro de la ciudad.

De la oligarquía a la democracia:

Entre los siglos VIII y VII a.C. se produjeron grandes cambios
en la polis, los cuales involucraron:

La colonización de nuevas tierras, motivada por la migración
de muchos griegos descontentos con la situación que les imponía
la oligarquía. Así se esparció por los alrededores del mar
Mediterráneo occidental y por el mar Negro una red de colonias
vinculadas a sus metrópolis de origen, pero independientes; esto
favoreció el comercio y la artesanía.

El nacimiento de una nueva clase social constituida por
comerciantes y artesanos, como consecuencia del desarrollo
mercantil, favorecido por el uso de la moneda.

La ruptura del monopolio militar de la oligarquía, ya que la
aparición de un nuevo tipo de armas y de lucha permitió a las clases
medias participar en la defensa de la polis.

La fuerza y la cohesión del genos se resquebrajaron a medida que
los individuos conquistaron poder económico y social. Se entabló
una lucha por el poder político en la que el campesinado apoyó
a la clase emergente frente a la aristocracia. Este conflicto llevó
a la instauración de la democracia, en un largo proceso en el que
jugaron un importante papel los legisladores, quienes dictaron leyes
igualitarias; y los tiranos, con un poder autoritario.

Caída de la polis griega: Atenas y Esparta

Del siglo VI al V a.C., el mundo griego se vio amenazado por
Cartago, en Occidente, y por el Imperio persa, en Oriente. Las
Guerras Médicas (490-449 a.C.), en las que se enfrentaron griegos
contra persas, tuvieron gran repercusión en el futuro de Grecia, ya
que las polis combatieron unidas, y Atenas y Esparta afirmaron su
superioridad militar.

Atenas, la polis de la democracia:

A partir de la victoria sobre el Imperio persa, Grecia alcanzó
su momento de mayor esplendor y Atenas se convirtió en la polis
más poderosa.

Durante “el siglo de Pericles” (461-431 a.C.), el mandatario
logró llevar a la ciudad a su mayor apogeo, gracias al alto nivel de
desarrollo económico y artístico que alcanzó. Otro de los logros
más importantes de este gobernante fue la consolidación de la
democracia, que pudo ser implementada gracias a que Atenas era
un pequeño Estado; a que el ejercicio de la democracia estaba
limitado a los ciudadanos (quedaban excluidos las mujeres,
los metecos -extranjeros que se establecían en Atenas- y los
esclavos); ya que contaba con un alto nivel económico. Atenas
se financiaba con el trabajo de los esclavos y la aportación tributaria
de la Liga de Delos, alianza organizada entre ciudades con el fin
de defenderse de los persas.

Esparta, la polis aristocrática y militar:

La organización de Esparta garantizaba el dominio de la oligarquía.
Los espartanos, minoría doria conquistadora, se constituyeron sobre
los pueblos vencidos: los ilotas y los periecos. Basaron su economía
en la agricultura y se gobernaron bajo las figuras de la Gerusía
(consejo de Ancianos), la Apella (asamblea popular integrada por
soldados) y los efforos (altos magistrados).

La dominación macedónica. El helenismo:

Al finalizar las Guerras Médicas, Atenas y Esparta se enfrentaron
por el dominio de Grecia. Esparta triunfó en la Guerra del
Peloponeso (431-404 a.C.). Entre las rivalidades internas y la lucha
por la hegemonía, las polis acabaron sometidas al poder del rey
Filipo, de Macedonia, quien aprovechó la crisis y conquistó Grecia
en 338 a.C.

Alejandro Magno, hijo y sucesor de Filipo, aseguró el dominio
sobre Grecia, conquistó un vasto imperio que se extendió
por Egipto, Mesopotamia, Persia y la India; unió Oriente con
Occidente e inició una combinación cultural denominada
helenismo. Las vías de intercambio cultural fueron la fundación
de ciudades griegas en Oriente y el establecimiento de lazos
comerciales entre ellas.

El arte y la cultura de Grecia:

El arte griego buscaba la belleza ideal por medio de la proporción,
la armonía y el equilibrio. Por ello evolucionó desde lo más simple
hasta lograr el perfeccionamiento técnico:

La arquitectura mostraba influencia de dos estilos fundamentales:
el dórico y el jónico. El corintio se desarrolló posteriormente.

• La escultura tuvo tres estilos: arcaico, clásico y helenístico. En
el primero predominaron el kuroso atleta desnudo y la koréo mujer
vestida hasta los pies; la representación era de actitud rígida. El estilo
clásico se caracterizó por las estatuas de imágenes sonrientes
y naturalistas. En el helenístico la escultura se hizo monumental.

Literatura y filosofía griegas:
En literatura, la poesía épica y lírica y el teatro fueron los principales
géneros. Homero y Hesíodo fueron los principales representantes
de la épica. Anacreonte y Píndaro destacaron en la poesía lírica.
En el teatro griego destacaron dos géneros: la tragedia y la comedia.

En filosofía, los griegos se plantearon una explicación racional
del universo. Anaximandro y Heráclito llegaron a pensar en la
existencia de algún elemento que explicara el origen de la naturaleza.
Sócrates y Platón reflexionaron sobre el ser humano, y Aristóteles
aplicó su pensamiento a todos los saberes. En matemática y física
destacaron Pitágoras y Arquímedes.


Civilizaciones del Lejano Oriente: China e India

La sociedad china:

La sociedad de la China imperial era patriarcal y su núcleo era la familia.
El prestigio de cada habitante tenía relación directa con la clase social a la
que pertenecía. La organización social en la antigua China se caracterizó
por la aceptación del orden establecido, el culto a los antepasados
y el apego a las tradiciones. Dentro de esta organización destacaban:

• El emperador: Se encontraba en la cúspide de la sociedad y su poder
era absoluto. Era considerado un enviado del cielo. Debía gobernar en
forma justa y velar por la paz, el orden y el bienestar del pueblo. Estaba
rodeado por una aristocracia que, generalmente, estaba conformada por
sus parientes.

• Los mandarines: Eran funcionarios letrados que fijaban los impuestos,
administraban justicia, supervisaban obras públicas y almacenaban
alimentos. Debían tener excelente carácter.

• Los comerciantes y artesanos: La seda era el producto más
cotizado de la antigua China, tan valiosa que equivalía a dinero. Para
comercializarla se creó la famosa “ruta de la seda”, que iba desde China
hacia Persia y Siria.Los artesanos eran un grupo reducido de artistas:
alfareros, escultores de piedra y tejedores de seda. La pieza más fina
de la alfarería era la porcelana.

• Los campesinos: Cultivaban la tierra. Formaban la clase social
más numerosa. La agricultura fue la primera actividad económica
de China. Se cultivaba arroz, soya y mijo; además de la planta
de morera, cuyas hojas alimentan al gusano de seda.

• Los esclavos: Eran prisioneros de guerra o personas que no
pagaban sus deudas.

La cultura china durante el Imperio: 

Los chinos no solo fueron artesanos expertos; también desarrollaron
inventos, algunos de los cuales cambiaron el mundo. Tal es el caso
del papel, la tinta, la brújula y la pólvora.

La escritura china, desde la época imperial hasta la actualidad,
ha sido ideográfica. Está compuesta de muchos símbolos o caracteres
independientes, cada uno de los cuales representa una idea. Durante
la época imperial la escritura china era considerada un arte, ya que se
reconocía el valor estético, artístico y cultural de sus trazos.

Las edificaciones chinas se distinguían por su armonía con el paisaje.
La obra más colosal de la arquitectura china, desde su construcción
entre los años 221 a.C. y 1644 d.C. hasta nuestros días, es la Gran
Muralla. Fue construida para defender y proteger las tierras cultivadas
de los contantes asaltos de los mongoles nómadas del Norte.

La pintura de la China imperial estuvo muy relacionada con
la literatura, la poesía y el pensamiento religioso.

Entre los grandes maestros filosóficos, cuya influencia marcó
la identidad de la cultura china, se destacan: Lao-Tse, fundador
del taoísmo, doctrina filosófica y religiosa que sostiene que el hombre
debe vivir en completa armonía con la naturaleza; y Confucio,
reformador religioso que propuso una guía de conducta humana
inspirada en el orden natural y en una moral centrada en el logro
de la moderación, la rectitud y el equilibrio.

La sociedad india:

La vida de los primeros habitantes de la India se vio afectada con
la llegada de los arios (“nobles” o “señores”, en sánscrito), en el
siglo XVI a.C. El nombre de la India viene del sánscrito, ya que
los arios llamaban Shindual río y al valle del Indo. La palabra
derivó luego en Hindú y, finalmente, en India. Los asirios se
empezaron a llamar hindúes y a los indígenas los llamaron dasas,
que significa “piel negra”, que pasaría a ser sinónimo de esclavo.
Así empezó la primera división social india: los nobles o invasores
y los esclavos o conquistados.

Posteriormente, la influencia de la religión hinduista determinó
que la sociedad se dividiera en castas, que indicaban la mayor
o menor perfección espiritual del ser humano. Esta división
de la sociedad era rígida: se nacía en una casta y no había
posibilidad de cambiar a otra. Tampoco se permitía la unión
entre los miembros de castas diferentes. Según la tradición, este
sistema había sido determinado por Brahma, el dios creador de los
hindúes. La sociedad estaba compuesta por las siguientes castas:

Brahmanes
Procedían de la boca de Brahma. Eran los sacerdotes y maestros
en la religión y en la ciencia.

Chatrias
Descendían de los brazos de Brahma. Pertenecían a esta casta
la nobleza guerrera y los gobernantes.

Vaisías
Provenían de los muslos de Brahma. Eran los artesanos,
comerciantes o mercaderes y los campesinos libres.

Sudras
Derivaban de los pies de Brahma. Este grupo lo formaban
los sirvientes; era considerado de gran pobreza espiritual.

Al margen de las castas se encontraban los parias o intocables.
Ellos eran los prisioneros de guerra y los expulsados de otras
castas. Se ocupaban de las peores tareas.

El abuso por parte de las castas superiores, en especial
la de los sacerdotes, que exigían lo que querían a las castas
inferiores, llevó a un malestar generalizado y comenzaron a surgir
los reformistas. Dentro de ellos destacó la gran figura de Buda.

La cultura india:

El pueblo indio expresa todo su mundo espiritual a través de su
cultura. Por ello han producido una variada y copiosa literatura,
formada por libros sagrados, poemas épicos y obras dramáticas.
Entre sus mayores aportes al mundo se encuentran:

• En el campo científico: Desarrollaron nociones de astronomía
al reconocer que la Tierra es una esfera que gira sobre su eje
y también alrededor del Sol.

• En matemática: Idearon el sistema decimal y crearon
el concepto del número cero.

Por otro lado, la pintura india, en general, ha tenido, gran
importancia ya que no solo ha servido como decoración,
sino también para invitar a la meditación.

La literatura en la India ha estado muy influenciada por lo
religioso. Los Vedas son libros sagrados en los que se contiene
la concepción panteísta del mundo, es decir, la idea de que
el universo, la naturaleza y Dios forman una totalidad, son
equivalentes.

Los Upanishads son relatos, casi siempre dialogados, que
desarrollan la doctrina hinduista e invitan a que el ser humano
busque el conocimiento sublime y difuso, la quietud espiritual,
por encima del odio y de la envidia.

Civilizaciones del Cercano Oriente: Los fenicios, los hebreos y los persas

Un espacio geográfico estratégico: 

Fenicios y hebreos fueron parte de un conjunto de civilizaciones que
ocuparon la costa oriental del Mediterráneo hacia el año 1200 a.C.
Esta zona, también llamada corredor sirio-palestino, no tenía muchos
recursos económicos, pero era el paso obligado de las rutas comerciales
entre Mesopotamia y Egipto.

Los fenicios se asentaron en la parte norte de la región, entre el mar
y los montes del Líbano. La estrecha franja que constituía su territorio
tenía abundantes bosques de cedro, pero no era apta para la agricultura,
lo cual los impulsó a la actividad marítima. Los hebreos, por su parte,
se establecieron al sur de la región.

Los fenicios:

Los fenicios habitaron en la franja costera de Canaán, en el territorio
que actualmente corresponde al Líbano, parte de Siria e Israel. Hacia
el año 1000 a.C., la organización política de los fenicios presentaba
las siguientes características:

El territorio estaba dividido en ciudades-Estado, como Biblos, Sidón
y Tiro, que ejercieron alternativamente su preponderancia sobre
las demás.

Su sistema de gobierno era la monarquía, que en ocasiones era
sustituida por el poder que el Consejo de Ancianos confería
a dos magistrados, conocidos como sufetes.

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mapa de la zona fenicia
Otras características de la civilización fenicia fueron:

Perfeccionaron la navegación e impusieron su supremacía 
comercial en el Mediterráneo.

Fundaron prósperas colonias comerciales, como Gadir (hoy Cádiz). 
También abrieron la ruta del estaño hacia las Islas Británicas.

Sirvieron de intermediarios culturales entre Oriente y Occidente. 
Su mayor aporte fue el alfabeto de veintidós signos, antecedente 
de los alfabetos griego y latino, de los cuales se deriva el alfabeto 
que se utiliza actualmente en español.

Los hebreos:

Los hebreos eran un conjunto de pueblos de pastores que, hacia 
el año 1800 a.C., migraron de Mesopotamia a Canaán (actual 
Palestina), con el liderazgo del patriarca Abraham. Cien años 
después, algunos pueblos hebreos se unieron a los hicsos cuando 
estos invadieron Egipto. Cuando los hicsos fueron expulsados los 
hebreos se convirtieron en esclavos. Sin embargo, en el siglo 
XIV a.C., se liberaron y retornaron a Canaán liderados por Moisés.

Una vez en Canaán, los hebreos sometieron a los nativos 
y se organizaron en doce pueblos –las doce tribus de Israel– 
dirigidos por jefes políticos, militares y religiosos llamados jueces. 
Hacia finales del siglo XI a.C., los hebreos establecieron una 
monarquía, cuyos reyes más notables fueron David y Salomón. 
Durante el reinado de este último, el país alcanzó su mayor 
desarrollo. Sin embargo, al morir Salomón, alrededor del año 
930 a.C., su imperio se dividió en dos reinos: el de Israel, cuya 
capital era Samaria; y el de Judá, que conservó como capital 
a Jerusalén.

Hacia el año 722 a.C., Israel cayó ante el poder asirio. Judá, por 
su parte, fue conquistada por el Imperio neobabilónico en el año 
586 a.C. Los hebreos fueron deportados a Babilonia, donde 
estuvieron cautivos hasta el ascenso del Imperio persa.

Etapas del pueblo hebreo:

Etapa patriarca: Comprende la época de Abraham, la expulsión de 
Egipto, la peregrinación por el desierto guiados por Moisés, la 
entrega de los mandamientos que Dios les hizo en el monte Sinaí
 y el retorno a la Tierra Prometida.

Etapa federativa: Se inició con el patriarcado de Josué. La lucha
de las doce tribus de Israel contra los filisteos finalizó con 
la implantación del poder unificador de Gedeán, Sansón 
y Samuel.

Etapa monárquica: Destacan los reinados de David y de Salomón, 
el establecimiento de Jerusalén como capital, la división del
territorio en los reinos de Judá e Israel, el dominio babilónico 
y la diáspora.

Los persas: nacimiento, esplendor y caída 
del Imperio: 

Para el año 1500 a.C., los medos y los persas, pueblos de origen 
indoeuropeo, se establecieron en la meseta del actual Irán, ubicada entre 
el mar Mediterráneo y el río Indo. Al norte se instalaron los medos; 
al sur, los persas.

En el siglo VII a.C., los medos lograron cierta unidad, se impusieron 
a los persas y su rey Ciaxares (625-588 a.C.) derrotó a los poderosos 
asirios. Poco después, Ciro “el Grande” (550-530 a.C.), noble persa 
de la familia de los arqueménidas, unificó a su pueblo, sometió a los 
medos y se convirtió en el verdadero creador del Imperio.

Ciro “el Grande” extendió sus conquistas por Mesopotamia, tomó 
Babilonia y llegó hasta las colonias griegas de Asia Menor. Su política 
de tolerancia con los vencidos contribuyó a afianzar estas conquistas. 
Cambises (530-521 a.C.), hijo de Ciro, prosiguió la obra de su padre 
y conquistó Egipto.

Los persas alcanzaron su esplendor con Darío I (521-486 a.C.), quien 
dominó a todos los pueblos de Oriente y fue el gran organizador 
del Imperio. Lo dividió en provincias o satrapías, gobernadas por sus 
respectivos  , quienes recaudaban impuestos y administraban 
justicia. Para evitar su excesivo poder, gobernaban con ellos un jefe 
militar y un secretario real. A su vez, todos eran controlados por unos 
inspectores reales llamados “ojos y oídos del rey”. Esta organización fue 
posible gracias a una amplia red de caminos y a la estricta recaudación 
de impuestos de la que únicamente estaban exentos los persas.

La sublevación de las colonias griegas de Asia Menor dio inicio a las 
Guerras Médicas, en las que los persas fueron derrotados. Poco después, 
a finales del siglo IV a.C., Alejandro Magno conquistó el Imperio persa.

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mapa persa
La cultura persa: 

La cultura de los persas recibió la influencia de los pueblos sometidos, 
especialmente de los egipcios y los mesopotámicos. Ello explica el gran 
parecido en la arquitectura de estas civilizaciones.

La religión persa inicialmente fue politeísta y se centraba en la adoración 
de dioses relacionados con fenómenos de la naturaleza. Luego fue 
implantado el mazdeísmo dualista, cuyo profeta era Zoroastro 
o Zaratustra (660-580 a.C.), y se basaba en el texto sagrado 
de Zend Avesta. El dios supremo era Ormuz (dios del bien), 
cuyo ojo era el Sol. El principio de contradicción era Ahrimán, 
con el que se justificaba la presencia del mal en el mundo.

La luz, la tierra y el fuego eran considerados símbolos del bien 
y, por tanto, eran sagrados: por respeto a estos elementos los 
cadáveres no se incineraban o enterraban, sino eran abandonados 
en el desierto. Sólo los reyes podían construir sus tumbas en la roca.

Los persas expresaban su arte en la construcción de ciudades con palacios 
y recintos suntuosos, donde reunían elementos de la arquitectura asiria, 
egipcia, griega e india. De los asirios tomaron las edifi caciones en terrazas 
y los toros alados con cabezas humanas; con los egipcios y los griegos 
aprendieron a usar las columnas.

Civilizaciones del Cercano Oriente: Egipto y Mesopotamia

Las civilizaciones hidráulicas: 

Las sociedades antiguas, es decir, Egipto, Mesopotamia, China
e India, se desarrollaron ligadas a los ríos y mares que bañaban
sus territorios. En las masas de agua los habitantes encontraban
las mejores condiciones de vida: tierras fértiles, abundancia de
agua para el regadío, zonas de pesca y vías de comunicación. Para
los egipcios, por ejemplo, el río Nilo motivó el desarrollo de la
ingeniería hidráulica. La necesidad de regular el curso de las aguas
los llevó a construir pequeños diques, acequias y canales. Las
civilizaciones mesopotámicas también desarrollaron técnicas de
control de las aguas, particularmente porque su territorio estaba
rodeado por dos grandes ríos: el Éufrates y el Tigris.
Para estas sociedades, también conocidas como imperios
teocráticos de regadío, la religión era fundamental, ya que era la
base del poder reyes y faraones. Durante esa época, los actos de los
reyes eran considerados como inspiración de los dioses a los que
rendían culto.
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mapa de Egipto
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mapa de mesopotamia

El antiguo Egipto (3000-30 a.C.) 

Los primeros pobladores del valle del Nilo se asentaron en la región hacia 
el año 10 000 a.C. Sin embargo, se considera como el inicio de la 
civilización egipcia el período de unificación de los reinos del Alto y Bajo 
Egipto, protagonizado por el rey Menes, fundador de la primera dinastía.

Posteriormente, se destacan otras etapas de unificación que se conocen 
con los nombres de Imperio Antiguo (3100-2200 a.C.), Imperio Medio 
(2000-1800 a.C.) e Imperio Nuevo (1600–1100 a.C.). Algunas de las 
capitales de este reino fueron Menfis, Heracleópolis, Tebas, Licht y Avaris. 
El año 31 a.C., con la victoria del emperador romano Octavio Augusto 
sobre la reina Cleopatra en Actium, marca el final de este Imperio y el 
comienzo de la época romana.

Organización política y estructura social:

Egipto era un imperio dividido en clases sociales, las cuales estaban unidas 
bajo el poder del faraón, considerado un dios.

El Imperio era administrado por funcionarios claramente jerarquizados, 
entre los que se encontraban:
• Los visires. Jefes regionales que representaban al faraón, administraban 
el Estado, impartían justicia y recaudaban impuestos.
• Los sacerdotes. Se encargaban del ritual religioso y de interpretar 
la voluntad de los dioses.
• Los jefes del Ejército. Defendían el Imperio y conquistaban nuevos 
territorios.

Otros funcionarios eran los monarcas, gobernantes de las provincias; 
y los escribas, encargados de registrar los impuestos y los censos.

La mayor parte de la población se ubicaba en el grupo conformado 
por los artesanos y campesinos. Los primeros trabajaban para el faraón 
o para los ricos. Los segundos estaban dedicados al trabajo agrícola y debían 
entregar la cosecha. Los esclavos eran los prisioneros de guerra.

La economía:

La economía egipcia era fundamentalmente agrícola. El faraón 
era responsable de la alimentación de su pueblo. Por esta razón, 
organizaba todo el proceso productivo y mantenía el control 
de las actividades económicas.

La posibilidad de lograr buenos cultivos dependía de la regularidad 
de las crecidas del río. Cuando el ciclo de inundación, siembra 
y cosecha se alteraba, existía riesgo de hambre para el pueblo. 
Ante esta situación, el pueblo egipcio se vio obligado a mantener 
reservas alimentarias para los períodos de sequía. La agricultura se 
complementaba con la ganadería, así como con la caza de aves 
y la pesca.

El legado cultural:
Los egipcios idearon la escritura jeroglífica, compuesta por signos 
que representaban una letra o una idea. Este sistema solo 
lo manejaban los escribas.

Por medio de la práctica del embalsamamiento, los egipcios 
perfeccionaron sus conocimientos de anatomía. Crearon un 
calendario de 365 días y alcanzaron avances significativos en 
matemática.

Mesopotamia (3000-331 a.C.) 

Mesopotamia fue cuna de las civilizaciones babilónica y asiria, 
las cuales se considera que se originaron en la sociedad sumeria, 
de la Baja Mesopotamia. Los sumerios fundaron ciudades-Estado 
y usaban la escritura. El unificador de este pueblo fue el rey 
Lugalzagisi. Posteriormente, el territorio mesopotámico fue 
unificado por el rey Hammurabi, con lo cual se fundó el Imperio 
babilónico que se derrumbó tras la invasión de los hititas.

El Imperio asirio, ubicado en la Alta Mesopotamia, comenzó su 
expansión; tuvo su época de mayor auge con Sargón II y culminó 
con la muerte de Assurbanipal. Los caldeos o acadios (otro pueblo 
de la región) arrasaron con las ciudades asirias y fundaron el Imperio 
neobabilónico, que tuvo su mayor auge con Nabucodonosor, hasta 
que Ciro “el Grande” fue vencido por los persas.

Organización política y estructura social:

A la cabeza del Estado se encontraba el rey, representante 
de los dioses. Él era el primer sacerdote, jefe del Ejército y máxima 
autoridad del aparato administrativo. La mayor parte de la población 
se agrupaba en aldeas, alrededor de las murallas de las ciudades. 
La base de la sociedad era la familia monogámica. Existían tres 
grupos sociales: hombres libres, libertos y esclavos. Estos últimos 
tenían derecho a comprar su libertad. Las familias más influyentes 
se encargaban de la administración civil, religiosa y militar.

La economía:

La base de la economía mesopotámica la constituyeron la agricultura 
y la ganadería. Los habitantes de esas tierras construyeron diques 
y canales para controlar el caudal de los ríos, evitar las inundaciones 
e impulsar la agricultura de riego. Utilizaron el arado en sus cultivos 
y criaron ganado caprino, ovino, porcino y vacuno.

Se desarrolló el comercio local y a larga distancia. A través de este 
último, los comerciantes entraron en contacto con otras civilizaciones, 
lo que propició el esparcimiento de la cultura de los pueblos 
de Mesopotamia en Asia y el norte de África.

Con el objeto de favorecer las actividades comerciales, en Babilonia 
se instalaron incipientes bancos que financiaban a los mercaderes.

El legado cultural:

Los signos de la escritura creada por los sumerios tenían forma de cuña, 
y por eso se le conoce como escritura cuneiforme.

Los pueblos mesopotámicos se destacaron por ser grandes arquitectos: 
construyeron templos y palacios con adobe y ladrillo en los que se 
destacaban el arco y la bóveda. Algunos de sus inventos siguen siendo 
imprescindibles en la actualidad, como la rueda. También desarrollaron 
un sistema matemático basado en los números 6, 12 y 60, que se 
constituyó en la base de nuestro sistema de horas, minutos y segundos. 
Con base en ese principio, dividieron el círculo en 360 grados.


La edad de piedra y la edad de metales

La Edad de Piedra:

Durante la Prehistoria los seres humanos alcanzaron el grado
de evolución actual y desarrollaron habilidades y destrezas que
les permitieron adaptarse al ambiente. Fabricaron sus primeras
herramientas utilizando la piedra, razón por la que a esta etapa
se le denomina Edad de Piedra.
La Edad de Piedra está dividida en tres períodos: Paleolítico,
Neolítico y un período de transición conocido como Mesolítico.

El Paleolítico:

Durante el Paleolítico (del griego paleo que significa “antiguo”
y lítico que quiere decir “piedra”), el período más largo y antiguo
de la Prehistoria, la vida del ser humano estaba llena de riesgos.
La necesidad permanente de conseguir alimentos y las duras
condiciones climáticas obligaron a los hombres y las mujeres del
Paleolítico a llevar una vida nómada. Esto significa que no vivían
en un sitio fijo, sino que se trasladaban constantemente en busca
de lugares propicios para la caza, la pesca o la recolección.

El Paleolítico se divide en tres subperíodos:

Inferior (2 000 000-200 000 a.C.)

Los homínidos vivían organizados
en grupos familiares y habitaban
en cuevas. Como la caza no
estaba muy desarrollada,
recogían los restos de animales
dejados por otros depredadores.
El descubrimiento del fuego les
permitió cocinar los alimentos.

Medio (200 000-35 000 a.C.)

Fue el período de los neandertales
y de los primeros Homo sapiens.
La pesca y la caza se hicieron
más eficientes y aparecieron
las primeras chozas y cabañas.
Desarrollaron el arte a través de
la pintura rupestre y las primeras
esculturas: las Venus. Aparecieron

formas rudimentarias del lenguaje.

Superior (35 000-10 000 a.C.)

Los seres humanos cazaban
con instrumentos líticos más
elaborados que los de sus
antecesores. Perfeccionaron
el lenguaje como medio
de comunicación. Además,
desarrollaron manifestaciones
artísticas, con la aparición de los

primeros monumentos megalíticos.

El Mesolítico:

Hacia el año 10 000 a.C., el Paleolítico llegó a su fin.
La extinción de los grandes mamíferos obligó a los seres
humanos a dedicarse a actividades como la pesca o la
recolección para alimentarse. Durante este período de
transición, llamado Mesolítico (del griego meso que significa
“medio” y lítico), comenzó la diversificación de la cultura
humana y su desplazamiento por extensos territorios. El
ser humano se hizo cada vez menos nómada y se asentó en
las márgenes de los ríos y en las costas. Este sedentarismo
implicó un mayor desarrollo en la construcción de viviendas,
la elaboración de utensilios de barro y las prácticas funerarias.
Este período se extendió, aproximadamente, hasta el año
5 000 a.C.

El Neolítico:

El Neolítico (del griego neo que significa “nuevo” y lítico)
es el último período de la Edad de Piedra y se prolongó
hasta el año 4 000 a.C., aproximadamente. Durante esos
años la vida de grandes grupos de seres humanos cambió
radicalmente respecto a sus medios de subsistencia y
su relación con la naturaleza: pasaron de ser
cazadores-recolectores de vida nómada a productores
agrícola-ganaderos sedentarios. Así, al domesticar animales
y cultivar plantas, los humanos comenzaron a tener cierto
control sobre su propio abastecimiento de alimentos. Esto
les permitió cubrir sus necesidades básicas y almacenar
excedentes, que empezaron a intercambiar por otros productos.

Durante este período, se fabricaron utensilios y armas más
perfeccionados, de piedra pulimentada, así como envases
de cerámica para almacenar granos. En las aldeas también
se comenzó a fabricar cerámica con fines domésticos y
religiosos.Inicialmente, la cerámica se modelaba con barro
húmedo y se secaba al sol. Otra creación importante fue
la rueda, cuyos primeros ejemplares aparecieron a finales
del Neolítico.

La Edad de los Metales: 

Se denomina Edad de los Metales a la última etapa de la Prehistoria.
Se inició alrededor del año 3 500 a.C. y terminó, paulatinamente,
a partir del siglo I a.C. Se caracterizó por el uso de metales en la
fabricación de herramientas y armas, lo que favoreció el crecimiento
de ciudades y el desarrollo económico.

La utilización de los metales contribuyó al proceso de crecimiento
de la población en comunidades que fueron adaptándose más
eficazmente al medio físico en donde se asentaban. El uso de los
metales también impulsó el desarrollo económico y cultural
de los poblados, a partir del perfeccionamiento y la diversificación
de objetos labrados en metales. Esto se debió tanto al intercambio
de productos con otros pueblos como a la dominación y poder
de algunas sociedades fuertemente armadas sobre las que no
contaban con armas de metal.

La Edad de los Metales se divide en tres etapas, según el material
usado para fabricar utensilios, armas y otros objetos: Edad
de Cobre, Edad de Bronce y Edad de Hierro. Sin embargo, los
límites cronológicos de estas edades no fueron los mismos en todo
el mundo. Esta periodización se aplica, principalmente, al Oriente
Medio y parte de Europa. Otras regiones tuvieron su propio ritmo
de evolución. En América, por ejemplo, los utensilios siguieron
siendo de piedra, mientras que, en otros aspectos, los pueblos
considerados más avanzados alcanzaron un nivel cultural equivalente
al de la Edad de los Metales. Etapas:

Edad de Cobre (3 500-1 800 a.C.)

Se utilizó el cobre, un metal maleable
y dúctil, no muy propicio para la
fabricación de herramientas. Se usó
principalmente en objetos ornamentales
(cuentas de collar, anillos o brazaletes).
La mayoría de las herramientas y armas
siguieron siendo de piedra.

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Edad de Bronce (1 800-700 a.C.)

Gracias al descubrimiento del bronce,
las herramientas de piedra fueron
sustituidas por otras de este metal,
lo que originó el desarrollo
de la metalurgia. Así, pronto se
fabricaron arados y hoces de bronce,
que contribuyeron con el incremento
de la producción agrícola; como
también se crearon armas.

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Edad de Hierro (700-100 a.C.)

Una vez que se dominó la técnica
para trabajar el hierro, el bronce fue
desplazado, ya que se comprobó que
el nuevo metal ofrecía mayor dureza
y menor costo. Su uso en labores
agrícolas y en actividades cotidianas
ayudaron a mejorar las condiciones
de vida. Asimismo, se le utilizó
en la fabricación de armas de guerra.

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